Foto: Guillermo García

Elsy

El feminicidio que movilizó a Tala, Jalisco

Por: Perla Blas

“Justicia para Elsy”, “Por nuestras muertas, toda una vida de lucha. Por nuestras vivas, revolución feminista”. Eran algunas de las consignas que se escucharon durante la manifestación del 20 de agosto del 2020, en el municipio de Tala en Jalisco, ante el feminicidio de Elsy Michelle de 12 años, a quien violaron y asfixiaron: su cuerpo lo encontraron en una parcela.

Tala se encuentra a 30 minutos de la ciudad de Guadalajara. El municipio es reconocido porque ahí se encuentran asentados grandes ingenios de caña; también, por el contexto de narcotráfico y fosas clandestinas. En el vox populi se menciona que “aquí todo mundo sabe quién es narco” y la población convive a diario en un contexto de violencia.

“En Tala no hay antecedente de una movilización social de este tipo"

Sin embargo, a los habitantes de Tala ninguna de las situaciones anteriores los había movilizado para exigir justicia, pedir un alto a la impunidad y hacer un llamado a las autoridades ante hechos de violencia. “En Tala no hay antecedente de una movilización social de este tipo. La única marcha que se hizo fue hace como 20 años y porque quisieron destituir a un cura con fines políticos. Entonces ése era el antecedente y yo me preguntaba ¿cómo organizar algo que en la comunidad no tuviera un impacto negativo?”, relata una integrante del movimiento feminista que se gesta en ese municipio y una de las organizadoras de la marcha, de quien se omitirá el nombre por cuestiones de seguridad.

Ni ella ni las otras cinco mujeres que organizaron la marcha conocían a Elsy y a su familia. Sin embargo, fue el coraje, tristeza, empatía e impotencia, lo que las hizo organizar en 2 días una manifestación que se convirtió en histórica e hizo que salieran a las calles hombres, adultas mayores y mujeres adultas con sus pequeñas hijas.

El domingo 16 de agosto del 2020 a las 9 de la noche, la mamá de Elsy llegó a la comisaría a reportar la desaparición de su hija. La niña de 12 años salió de su casa aproximadamente a las 5 de la tarde, en una colonia a las orillas de Tala, para recoger el cargador de un celular en el rancho Los Conejos, del cual era propietario su padrastro.

Foto: Guillermo García

Elsy solía andar sola, incluso cuando salía de la escuela vespertina. En ocasiones, se hacía compañía de otra amiga, entonces, era habitual que ella se trasladara sola caminando. En Tala existen grandes extensiones de tierra sin habitar, se mezclan baldíos y sembradíos de caña. Después del trayecto para buscar el cargador, no volvieron a saber de ella hasta las 11:40 de la noche, cuando policías municipales encontraron su cuerpo en una parcela que se utiliza para sembrar caña. Estaba desnuda, con la ropa interior abajo: la violaron y la asfixiaron. El hombre que la asesinó era conocido y vecino de la familia. Lo encontraron muerto en un baldío cerca de donde se encontró a Elsy.

En un primer momento, se detuvo al padrastro de la niña, porque así lo marca el debido proceso. No obstante, una persona que labora en el área de búsqueda del gobierno de Tala, y de quien también se omitirá su identidad por motivos de seguridad, relata que: “Se retuvo al padrastro, de acuerdo con el proceso, porque el masculino no de su sangre más cercano era él. Lo interrogaron por dos días y se descartó que fuera él por pruebas de ADN (…) A mí me enviaron con la familia, y apoyamos su traslado a la funeraria, la mamá estaba desencajada completamente, parecía perdida: la escuchabas gritando del llanto hasta la calle”.

El hombre que la asesinó era conocido y vecino de la familia.

La Fiscalía de Jalisco se encargó de enrarecer el caso. Primero, señalaron como sospechosos al padrastro y otro hombre que no era cercano a la familia, y los medios de comunicación difundieron esa versión. Después, el 20 de agosto —mismo día de la marcha— emitieron un comunicado en el que informaron que el feminicida de Elsy estaba muerto. El Fiscal, Gerardo Solís Gómez, declaró que: “En opinión de los peritos, estamos ante evidencia prácticamente indubitable respecto de que esta persona fue el agresor de la menor. El perfil genético de esta persona, de nombre Juan, coincide plenamente con el encontrado y fijado ahí en el lugar” y, además, aseguró que el hombre habría muerto el mismo domingo que Elsy, por “contusión difusa de abdomen”. El caso quedó cerrado.

“En la plaza se veía que llegaban camionetas de la Fiscalía, porque estaban buscando a un sospechoso, porque las pruebas del ADN del padrastro habían sido negativas. Días después, al presunto responsable lo encontraron muerto en un lugar cerca de donde encontraron a Elsy y se trataba de un vecino de la menor. Tenía aproximadamente 45 años y los rumores en el pueblo eran que los policías de la Fiscalía lo habían asesinado. Para muchas personas escuchar eso era, ‘qué bueno que lo mataron’, pero yo pensaba, ‘¡claro que no!’ A mí me hubiera gustado que hubiera tenido un juicio y se hubiera completado todo el proceso, sin que alguien hubiera tomado la justicia en sus manos. Si ya está muerto, ¿ahora qué pasa?”, relata una de las organizadoras de la marcha. Los familiares de Juan, de acuerdo con una nota de la revista Proceso, interpusieron una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) y acusan a personal de la Fiscalía de haberlo asesinado.

“Justicia, verdad, no a la impunidad”, son palabras que se escuchan una y otra vez en todas las marchas sobre desapariciones, feminicidios y cualquier movilización social en donde se exija justicia a las autoridades. En la marcha de Tala no fue la excepción. Explica Citlali, otra  de las organizadoras, que ellas se acercaron a la familia para explicarles los motivos y la importancia de salir a la calle. El hermano mayor de Elsy estuvo de acuerdo, pero les enfatizó que fuera algo pacífico.

"Para muchas personas escuchar eso era, ‘qué bueno que lo mataron', pero yo pensaba, ‘¡claro que no!’ A mí me hubiera gustado que hubiera tenido un juicio y se hubiera completado todo el proceso, sin que alguien hubiera tomado la justicia en sus manos"

“Nunca había habido una marcha feminista en Tala. Hay gente que no le ve el valor a la movilización, pero nosotras, que hemos estado involucradas y hemos asistido a varias marchas en Guadalajara, valoramos mucho. En las marchas en donde hay actos de rebeldía todos se encasillan en eso, no se fijan en el trabajo que hacen las feministas y la meta que se tiene”, dice Citlali.

Recuerda que cuando se supo que habría una marcha, los locatarios de alrededor de la plaza tenían miedo de que fueran a destrozarles sus comercios y estos estaban cerrados. Alguien les dijo que sería muy violenta, porque se regó la voz de que grupos feministas de Guadalajara asistirían, “pero alcancé a ver dos, tres negocios que pegaron carteles de apoyo”.

Foto: Guillermo García

La empatía con el caso las motivó a organizarse a través de redes sociales, convocar a más de mil personas y visibilizar el caso. Recuerda Citlali que pensó en su sobrina al leer la descripción de la violencia que tenía el cuerpo de Elsy. “Aún con la violencia que existe en Tala, nos cuesta trabajo creer y entender que alguien de tus vecinos puede ser capaz de todo eso. Me dijeron que no hay que ponerlos como monstruos, hay que saber que son personas comunes y corrientes las que pueden hacer eso”.

...le impactó el cariño de las personas que asistieron a la manifestación para exigir justicia por su hija, a la cual no conocían...

La persona del área de búsqueda del gobierno de Tala, confirma que la familia de Elsy decidió no participar en la marcha; pero días después, su mamá —también de nombre Elsy—, en compañía de otros familiares, acudió a la plaza principal, en donde habían dejado veladoras que formaban el nombre de su hija. Al intentar recogerlas, le impactó el cariño de las personas que asistieron a la manifestación para exigir justicia por su hija, a la cual no conocían. Ante esas muestras de apoyo, se quebró.