Alexandra
“He recreado la ruta que recorrió mi hermana”
Rocío cerró la puerta de su casa y nunca más volvió a ver a su hermana pequeña Alexandra. La mañana del sábado 13 de julio de 2019, en un barranco ubicado entre los municipios de Nicolás Romero y Atizapán, en el Estado de México, fue encontrado el cuerpo de una adolescente con signos de tortura, desnuda y sin un brazo, a la que aparentemente habían intentado quemar después de haberla asesinado. El hallazgo del cuerpo de Alexandra, de 15 años, fue reportado a las autoridades estatales por pobladores de la zona, pero fue hasta las 6 de la tarde del sábado cuando su hermana y su padre la identificaron.
Rocío ha intentado investigar por su cuenta y recrear incontables veces, a la misma hora, la ruta que habría elegido Alexandra aquella noche de viernes. “No he ido al paraje donde encontraron a mi hermana, me da pavor. A pesar de que ya pasó más de un año, siento la necesidad de ir a ese lugar. Sé que no se encontró alguna prenda o pertenencia de ella, pero creo que podría encontrar algo que se les haya pasado a las autoridades”.
El viernes 12 de julio de 2019, Rocío se levantó temprano para ir a trabajar. Le recordó a su hermana menor, a quien de cariño llamaba Sandy, que disfrutara el día, porque el sábado empezaría a trabajar. Esa mañana Alexandra tomó un baño y se arregló, procurando que su pelo largo y lacio no se alborotara durante el resto del día. Le dio de desayunar a sus hermanos pequeños, de los cuales estaba a cargo desde que sus padres se separaron.
“Alexandra era una persona de carácter fuerte, no se dejaba de nadie. Aunque tendía a ser seria y reservada. Rememorando las últimas semanas con ella, reconozco que se veía extraña, como si algo le preocupara. Partiendo de ahí, hemos supuesto que quizá alguien la había amenazado o había notado algún peligro. De alguna manera, ella era más consciente de lo que pasaba. Recuerdo que me decía que se había desatado mucho la violencia y a diario veía en redes sociales asesinatos de mujeres. Siempre me advertía que tuviera cuidado, era de alguna manera sobreprotectora conmigo a pesar de ser menor que yo”, relata Rocío, quien en ese entonces tenía 17 años, dos años mayor que Sandy.
“No he ido al paraje donde encontraron a mi hermana, me da pavor. A pesar de que ya pasó más de un año, siento la necesidad de ir a ese lugar. Sé que no se encontró alguna prenda o pertenencia de ella, pero creo que podría encontrar algo que se les haya pasado a las autoridades”
Ese viernes Alexandra quería ver a su mamá y se preparó para salir de su casa para visitarla. Probablemente pensó que al empezar a trabajar ya no tendría tiempo más adelante. Su intención era tener un trabajo de medio tiempo y ahorrar dinero para sus útiles y uniformes, porque quería regresar a estudiar en agosto. Alrededor de las 5 de la tarde, salió en dirección a la casa de su madre y, una vez ahí, se encontró con su hermano quien le propuso regresar juntos, pero Alexandra se quedaría dos horas más con su mamá.
Cuando salieron hacia la parada del autobús para acompañar a su hermano, quien ya se iba, Alexandra no podía evitar voltear a todos lados. Era como si se sintiera observada, de acuerdo con lo que su mamá recuerda, pero ella no le dio mucha importancia y pensó que se trataba de una exageración.
El lugar en donde vivía su mamá era una zona alejada y en una de las esquinas siempre se reunía un grupo particular de jóvenes. Con el tiempo, Rocío y su familia observaron que después del feminicidio de Alexandra dos de ellos dejaron de ir. Después, ya ninguno volvió a juntarse en aquella esquina, y la familia no sabe si esa situación la tomaron en cuenta las autoridades como una pista cuando iniciaron la investigación.
A las 8 de la noche, Alexandra se despidió de su mamá algo apresurada, porque había dejado solos a sus hermanos pequeños. Tuvo que haber tomado la ruta A. Barrón por ser la más corta y rápida para llegar a su casa, pero no volvieron a saber de ella.
En el que sería el primer día de trabajo de Alexandra —sábado—, Rocío llamó a su padre para saber si su hermana ya había salido de su casa, porque no quería que se le hiciera tarde, pero su papá le dijo que no había llegado a dormir. Al escuchar eso, inmediatamente se comunicó con su mamá y ella le comentó que tampoco estaba en su casa.
...la buscó en el transporte público y en calles aledañas a su casa. Llegó a casa de su padre y una vez más abrió Facebook: no había señales de su hermana.
Rocío se preocupó porque su hermana no acostumbraba a salir sin avisar, pero igual pensó que se podría haber quedado con una amiga. No tenía forma de saberlo. Ella ya estaba en el trabajo y no podía salir, además Alexandra no tenía celular y no había otra forma de comunicarse directamente con ella.
Ante la incertidumbre y preocupación, Rocío estuvo al pendiente toda la tarde de las redes sociales para revisar si alguna de las amigas de su hermana publicaba alguna foto. Cuando salió de trabajar y supo que no se había presentado a su primer día de trabajo, la buscó en el transporte público y en calles aledañas a su casa. Llegó a casa de su padre y una vez más abrió Facebook: no había señales de su hermana.
Más tarde, en la misma red social, leyó una publicación que mencionaba que habían encontrado el cuerpo de una mujer por esa zona, pero como no señalaban la edad ni las características, no le dio importancia e intentó calmarse. En la zona —colonia San Isidro—, no hay buena señal de internet, por lo que Rocío le pidió a una de sus primas que publicara la foto de Alexandra en redes sociales, junto con sus características, y que le avisara si alguien daba alguna información, porque las autoridades no habían respondido al llamado de la familia.
Le explicó que tenía “un cadáver con las características similares a las de Alexandra”: habían pasado 12 horas desde que encontraron el cuerpo.
En el transcurso del sábado, la mamá de Alexandra y su pareja habían ido al Ministerio Público de Nicolás Romero. Sin embargo, le negaron la atención porque no llevaba un acta que acreditara el parentesco con su hija, por lo que tampoco procedió la Alerta AMBER. Meses después, en el mismo lugar, fue inaugurado un centro de atención por el presidente municipal, Armando Navarrete. El funcionario lo presumió como el primer Ministerio Público especializado en violencia de género, ya que antes se tenía que ir a Atizapán para interponer una denuncia, lo que equivalía a 30 minutos en automóvil particular.
Una hora después de publicar la foto de Alexandra en redes sociales, un médico legista de la Fiscalía de San Pedro Barrientos, en Tlalnepantla de Baz, llamó por teléfono a la prima de Rocío, quien había subido la foto a redes. Le explicó que tenía “un cadáver con las características similares a las de Alexandra”: habían pasado 12 horas desde que encontraron el cuerpo.
Los peritos reportaron que los restos de Alexandra mostraban la saña, que intentaron quemarla, que la torturaron por horas y que le faltaba un brazo: murió alrededor de las 5 de la mañana del sábado, varias horas después de las 8 de la noche del viernes cuando desapareció. De acuerdo con notas periodísticas, los peritos acudieron al lugar 15 horas después para revisar la zona e ir por el cuerpo de Alexandra.
“El mismo día que fuimos a hacer el reconocimiento del cuerpo, el forense nos dijo que la autopsia había arrojado ciertos resultados y al mes siguiente el Fiscal que nos asignaron refirió algo totalmente diferente”, relata Rocío, quien solo quiso volver a ver el rostro de su hermana, porque sabía el estado en el que se encontraba su cuerpo.
Los primeros dos meses, la Fiscalía de Barrientos estuvo preguntando y entrevistando al círculo cercano de Alexandra y mantenía informada a la familia, aunque nunca les dieron acceso a la carpeta de investigación. Las autoridades les aseguraron que revisarían las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona, para determinar la ruta que Alexandra habría recorrido el viernes 12 de julio de 2019. No obstante, luego de ese compromiso, la investigación paró o, por lo menos, la familia no volvió a saber de ningún avance o pista.
En la búsqueda de respuestas, Rocío ha recreado la ruta que pudo seguir su hermana...
En varias ocasiones, la última a finales de 2019, Rocío fue a las oficinas de la Fiscalía para dar seguimiento al caso de su hermana o buscar que le dieran acceso a la carpeta de investigación, pero esto no sucedió. A más de un año del feminicidio de Alexandra, éste ha quedado impune: las autoridades dejaron de investigar.
En la búsqueda de respuestas, Rocío ha recreado la ruta que pudo seguir su hermana: lo más seguro es que fue la de A. Barrón porque es la más corta, pero también pudo ser la de San Ildefonso o la Vía Corta a Morelia, que, aunque son las más largas, no las descarta. En esos trayectos y búsquedas, se ha percatado de que en realidad hay pocas cámaras en la zona y todas terminan en la ruta A. Barrón.
Comenta que ha llegado a pensar que las autoridades quizá no pudieron resolver el crimen por falta de experiencia. Recuerda que el Fiscal asignado le dijo que el caso de su hermana era el segundo que le tocaba, el primero “lo había podido solucionar gracias a las cámaras de seguridad”.
Cerca de donde encontraron el cuerpo de Alexandra está la colonia El Tráfico, la cual es conocida por los vecinos como una de las más peligrosas para las mujeres. Ahí es donde se han registrado numerosas desapariciones y asesinatos que los mismos ciudadanos han reportado en redes sociales.
“No tengo certidumbre de nada. La única petición es que asignen a funcionarias y funcionarios más capacitados, aunque el caso de mi hermana ya le hayan dado carpetazo, justo como lo imaginé, en algún momento”
“Pese a ser del conocimiento público, el presidente municipal no ha presentado alguna solución que pudiera detener esta ola de violencia, como implementar más patrullas, alumbrado, cámaras de seguridad, entre otros”, apunta Rocío.
Relata que en el caso de su hermana, mucho tiempo después de su asesinato, el personal que trabaja con el presidente municipal, Armando Navarrete, intentó contactarlos, les pidieron el número de carpeta de investigación y ofrecieron becas para sus hermanos pequeños. Pero, en realidad, nunca les dieron ningún apoyo. “No tengo certidumbre de nada. La única petición es que asignen a funcionarias y funcionarios más capacitados, aunque el caso de mi hermana ya le hayan dado carpetazo, justo como lo imaginé, en algún momento”.
Al no existir ningún detenido ni sospechoso, a la familia le dio miedo que quién o quiénes asesinaron a Alexandra supieran en dónde vivían y decidieron cambiar de residencia. Compañeras y colectivas feministas como Sandra Soto, integrante de Los Machos Nos Matan en México, ha acompañado a la familia con asesoría psicológica y legal para presionar a las autoridades a retomar la investigación, que hasta el momento está detenida.
El intento de las autoridades municipales de acercarse a la familia, pudo haber sido porque Rocío hizo ruido en los medios de comunicación: dio entrevistas, concedió declaraciones, incluso en su casa, pese al riesgo que corrían, ya que no contaban con ninguna protección.
“Me salió caro y me arrepiento de haber dado ciertas entrevistas. Yo quería hacer sonar su caso, porque no podía permitir que mi hermana quedara en el olvido. Había visto la fuerza que tienen los medios de comunicación y pensaba que si esto se daba a conocer las autoridades no pararían de investigar hasta dar con el o los responsables. Pero no fue así. Las autoridades han desaparecido por completo y varios medios sólo se aprovecharon del amarillismo que ‘ofrecía’ la historia”.