La madre de Victoria Constantino, de 16 años, vio en las cámaras de seguridad cómo la expareja de su hija la asesinó en la calle, ante la mirada de la gente. Carlos, de 24 años, compró un cuchillo unos pasos antes de la panadería en donde ella trabajaba y al salir, la hirió de varias cuchilladas. “Ella salió a pedir auxilio, gritaba, pero nadie hizo nada, había muchas personas, pero se echaron a correr”.
“¡Mira, Carlos, lo que me hiciste, me lastimaste!”
Victoria se negó a regresar con él. Habían vivido juntos por más de 24 meses. Su mamá, Petra Castillo, de 40 años, había estado en zozobra toda la semana: “Victoria no te confíes de él”. El 17 de noviembre de 2019, mientras la hija de Petra —ambas oriundas de Cuitláhuac, Veracruz— trabajaba en una panadería ubicada en la avenida 1, entre calles 4 y 6 del centro, su expareja llegó hasta el lugar para pedirle que regresaran. “Primero, fue a hablar con ella; después, regresó a insistirle. Esperó a que se fuera la última persona que ella atendió. Victoria estaba tan nerviosa que ya ni cobraba el pan. Yo creo que ella ya presentía algo, varias personas entraron a comprar y no les cobró el pan, solo lo embolsó”, narra su mamá.
Carlos compró un cuchillo, unos pasos antes de la panadería: las cámaras de seguridad del negocio captaron todo. Aunque las personas vieron el momento en el que la agredió por primera vez, nadie se acercó a ayudarla. Antes de clavarle por segunda y tercera vez el cuchillo, ella volteó y le dijo: “¡Mira, Carlos, lo que me hiciste, me lastimaste!”, pero él la asesinó, hiriéndola por la espalda.
“Hable con ella y dígale que se cuide, porque lo que yo quería con ella era lo mejor”
La madre de Victoria, presintió que Carlos quería hacerle daño. Cuando él quiso llevarla al lugar donde vivieron juntos, sin la presencia de terceras personas, para “hablar” en privado y devolverle sus cosas, había visto la expresión de su hija por la ventana al pedirle con señas que no la dejara ir sola. Ante la negativa, él ya no entregó completas las pertenencias de Victoria y le dejó únicamente la ropa que ella ya no usaba para obligarla a regresar por el resto de sus cosas, pero solo si acudía sin compañía.
Días después, Carlos le pidió a la señora Petra que convenciera a su hija de regresar: “Hable con ella y dígale que se cuide, porque lo que yo quería con ella era lo mejor”.
Mientras Carlos hablaba con la señora Petra, se notaba nervioso. Se tallaba las manos en el pantalón y aseguraba que él era la mejor opción para la joven de 16 años, con quien inició una relación cuando ella tenía 14 años.
“Ese hombre está mal, algo intenta hacerle a ella”, dijo Petra a su hija mayor después de la conversación que sostuvo con Carlos. Más tarde, habló con Victoria para pedirle que tuviera cuidado y que cada día que saliera de la panadería le llamara a ella o a su padre para acompañarla. Nunca imaginó que él la mataría en pleno centro de Cuitláhuac, a las 11 de la mañana, cuando ella estaba por llevarle su lonche. Lo había cocinado minutos antes de recibir una llamada, en la que le avisaban que fuera al trabajo de su hija porque le había pasado “algo”.
Aunque Carlos prometió que las cosas iban a cambiar, la relación empeoró. Durante su noviazgo, él apretó con fuerza el cuello de Victoria a tal grado que tuvieron que ir al médico.
Victoria Constantino, recién había cumplido 16 años, el 20 de octubre de 2019, tres semanas antes de ser asesinada por Carlos. “Era una joven tranquila y responsable en su trabajo, pero como toda adolescente se enamoró y a los 14 años empezó su relación con él”, recuerda su mamá.
Antes de esa relación, vivía y vendía comida con su madre, quien la apoyaba para que estudiara y saliera adelante. Pero al crecer decidió salir a trabajar para cubrir sus gastos. Estuvo en dos empleos antes de laborar en la panadería.
La joven de 16 años, creció en Cuitláhuac, un municipio del estado de Veracruz, reconocido por el cultivo del limón persa y la caña de azúcar, que, a pesar de solo tener alrededor de 19 mil habitantes, no está exento de la violencia.
Una conocida de Carlos, quien pidió omitir su nombre por temor a represalias, expresa que el joven originario de una comunidad llamada Arroyo Azul, parecía un hombre tranquilo, aunque no era amigable. En el trabajo era un compañero que no mostraba una conducta agresiva.
Era cajero en una farmacia de cadena nacional en el centro de Cuitláhuac, en donde para para ingresar aprobó las pruebas psicométricas que los reclutadores aplican a los candidatos al puesto. Sus turnos como cajero generalmente eran de 9 y media de la noche hasta después de las 10 de la mañana; pero, aunque trabajaba, nunca tenía dinero. Sus problemas económicos cada vez eran más evidentes para la mamá de Victoria, quien tenía que apoyar a su hija cada vez que se quedaba sin dinero.
Victoria y Carlos parecían contentos al inicio, pero él empezó a tener problemas con las drogas. Utilizaba el dinero que ella ganaba para pagarlas, la maltrataba y le prohibía salir, relata la señora Petra.
“Cuando ella venía a verme a la casa, me decía: ‘Mamá no traigo dinero. Es que Carlos me dijo que tenía deudas y que le diera el dinero’. (…) Una vez los vi discutiendo y le llamé la atención a él, que si ella trabajaba era para ella y que él tenía que aportar”.
Aunque Carlos prometió que las cosas iban a cambiar, la relación empeoró. Durante su noviazgo, él apretó con fuerza el cuello de Victoria a tal grado que tuvieron que ir al médico.
Harta del maltrato, celos y explotación por parte de Carlos, el día 12 de noviembre de 2019, ella terminó con esa relación. En los periódicos locales se publicó que él estaba celoso, porque Victoria había publicado en sus redes sociales que tenía una nueva relación, que sus celos lo habían llevado a cometer el crimen en contra de su exnovia, y que, después de apuñalarla, intentó quitarse la vida. “¡No fue asalto, pleito pasional! Hombre asesina a una mujer y después intenta suicidarse en Cuitláhuac”, publicaron en uno de los titulares.
Pero, en realidad, él no quería suicidarse. Se cortó por accidente al discutir con ella, cuenta el primer comandante de la policía municipal de Cuitláhuac, Fernando Félix, quien acudió al lugar de los hechos y vio el video de las cámaras de vigilancia. A Carlos lo trasladaron al hospital por la herida que se hizo al apuñalar a Victoria y fue detenido el 7 de diciembre de 2019, 3 semanas después de asesinarla.
“que las autoridades hagan su trabajo y no se vendan”
La madre de Carlos comentó al primer comandante que él “estaba mal de los nervios”, y que por eso estaba en tratamiento, para justificar el crimen que cometió su hijo.
A más de un año del feminicidio de Victoria, Petra teme que Carlos quede libre. Supo por personas conocidas que, presuntamente, las autoridades le pidieron un millón de pesos a la familia de él para dejarlo en libertad. Por eso, sin descanso, ella ha estado en contacto con el abogado que lleva el caso de su hija para que no lo liberen.
El caso por feminicidio sigue abierto hasta el momento —diciembre de 2020— y el proceso se estancó debido a la pandemia por la Covid-19. Por otra parte, el feminicida ha buscado la forma para que le reduzcan la condena por feminicidio que, de acuerdo con la ley mexicana, la sentencia es de 40 a 70 años.
Justicia es lo que espera la madre de Victoria en el caso de su hija y en todos los demás casos, “que las autoridades hagan su trabajo y no se vendan”.